4/12/08

Comer con los ojos

Quen ía pensar que a Gastronomía era un filón para a Literatura? Pois si, grazas ao Proxecto Lector todos estamos descubrindo que a arte do bo comer e do bo beber serviron de pretexto aos literatos de todos os tempos para escribir multitude de obras. E é que se o xantar é un gran pracer, ler sobre manxares tamén pode chegar a selo.

Por iso, porque o que pretendemos é que comprobedes como se pode gozar coas lecturas gastronómicas ben elixidas, vos queremos recomendar o seguinte libro editado por Planeta:

Trátase dunha antoloxía composta por catorce contos doutros tantos marabillosos escritores da talla de Isabel Allende ou Mario Benedetti, por poñer un exemplo. Os títulos incluídos son estes:

Oda al caldillo de congrio, de Pablo Neruda
Cocinando desnudos, de Isabel Allende
Guiso feminista, de Ángeles Mastretta
Los amantes, de Silvina Ocampo
Comidas eran las de antes, de Ana María Shua
Almuerzo y dudas, de Mario Benedetti
Manjar, de Ana Kazumi Stahl
Carne quemada, de Rosa Montero
Antieros, de Tununa Mercado
Secretos de una isla, de Jorge Edwards
El soplo, de Angélica Gorodischer
Ascenso al carbón, de Marta Nos
Tengo todo lo que he perdido, de Inés Fernández Moreno
Malena, una vida hervida, de Almudena Grandes

E para ir abrindo boca, aquí tedes o primeiro deses relatos. Esperamos que vos relambades de gusto.

ODA AL CALDILLO DE GONGRIO
(Pablo Neruda)

En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.